1. Super Mario Picross
El tipico librito de pasatiempos que venden en los kioskos, pero monotemático. Mario y Wario son solo una excusa para poner su careto en la portada por que apenas hay nonogramas en el que se descubra un dibujo relacionado con el Reino Champiñón, pero si vienes aquí a picar cuadros eso te da igual. Picarás cuadros. Resumiendo: si os gustan los picross, aquí teneis una cantidad ingente.

2. Doom Eternal
Es como cambiar de ir al trabajo en un Seat Ibiza a un Lamborghini. Frenesí gore a 300 km/h en el que en todo momento tú eres el reto para los demonios. Ellos para tí son sólo un trámite para avanzar a la siguiente arena con más estorbos con piernas. Bueno, algunos no tienen piernas. Y los que sí, suelen acabar separadas de su dueño. En nuestro crítica podéis leer lo que se me pasaba por la cabeza mientras lo jugaba.

3. Skate 3
Ya dieron con una fórmula excelente en la primera entrega, e ir a por más puede salir bien, pero también puede poner capas con la suficiente opacidad como para que la base pase algo desapercibida. Más no siempre es mejor. Y es lo que me ha ocurrido con Skate 3. Me lo he tomado como juego de momentos tranquilos. Yo, la tabla, y una ciudad que hace entera en la que jugar, como salir al patio del colegio en el recreo tú solo. Se puede disfrutar así, pero de vez en cuando el juego te recuerda que hay más, y no lo quiero. Conclusión, si vais a jugad a la saga, jugad al primero — Por favor, EA, no la liéis con el nuevo, no quiero sacar rodamientos o tablas nuevas de cajas de loot—.

4. Ace Combat 7: Skies Unknown
Creo que es algo que ya se ha perdido, pero como nos flipaban los cazas en los 90. Y Ace Combat lleva desde entonces agradando al Maverick que llevamos dentro. combates de aviones tal y como los imaginamos aderezados con drama político japonés. Una combinación curiosa pero que acaba siendo el hilo del que tiramos hasta completar el juego con un muy buen sabor de boca. Que alegría cuando nos olvidamos de sucesores espirituales y son los parientes de género los que nos recuerdan por que fueron, y son, tan buenos.

5. Ori and the Blind Forest
Que gusto cuando el movimiento del personaje no solo es la base del juego, tambien la recompensa por avanzar. Metroidvania de libro, que hace todo lo bueno del género, y nada de lo malo. Y no suele ser muy fan de estos, pero no le puedo ni una pega. Junto con una aspecto visual requete bonito pintado a mano y una banda sonora que se queda conmigo para el resto de mis días y una historia que resulta interesante, el resultado es una obra sin fallos.

6. Ori and the Will of the Wisps
Se fundamenta sobre dos pilares: Continuar con la personalidad de la primera entrega e inspirarse Hollow Knight, uno de los puntos de inflexión dentro del género. Todo va a más, incluso el movimiento, que ya estaba bastante pulido. Junto con una banda sonora que acompaña cada momento a la perfección, un paso adelante en lo visual sin dejar de lado el diseño de arte, unos personajes a los que les coges cariño y un historia tierna pero dura cuando quiere serlo se queda un juego de los que hace bien lo que se propone y destaca en casi todos sus apartados.

7. Carrion
No quiero que suene despectivo, pero me parece el juego de proyecto de final de carrera perfecto. Empezando por que la premisa de encarnar al mounstro es lo más interesante, las mecánicas y la exploración son las de un metroidvania sencillito. Ante esta sencillez, el juego sabe que tiene que parar pronto para no hacerse aburrido y enseñarte nuevas habilidades hasta casi el final. No hay mapa y a veces tenía la sensación de estar perdido, pero no hay muchos caminos y al final si no es uno, es el otro. Total, que Carrion reafirma lo que sospechábamos: Lo que mola es ser el Alien, no el humano.

8. Black
Criterion estaba muy en forma y este juego lo demuestra. Se sacaron de la manga un shooter moderno un año antes del primer Modern Warfare. Eso sí, de táctico tiene poco. Cada bala perdida que impacta en donde no debe es un espectáculo de explosiones encadenadas y gente mala saliendo por los aires. Sumamos una destructibilidad del escenario altísima y tenemos un Burnout de tiros que hoy día se sigue recordando como un adelantado a su tiempo.

9. Donut County
Se basa en un mecánica, experimenta hasta donde la puede llevar y cuando no puede más, acaba. Cuando el planteamiento es sencillo el merito está en que nada falle, y aquí Ben Esposito no solo lo consigue, también rodea a el juego de un humor «mapachil» muy simpático. El resto —gráficos, arte, sonido—, emana personalidad por todos los lados. En definitiva, es como una temporada de una serie de dibujos animados para toda la familia protagonizada por un mapache que quiere ver el mundo arder.

10. NieR: Automata
No se me da bien subirme a un tren en marcha. Las expectativas a cumplir por NieR eran altas y las cumple, pero no el juego completo. La historia, cuando avanza, siempre es hacia sitios interesantes y es muy difícil que no conmueva a cualquiera en algún punto de su trama. Me voy a acordar de muchos momentos, pero también de que de 40 horas de partida, 30 son de paseos por un mundo vacio y con un combate vistoso pero simple. ¿Llega a aburrir? Sí. ¿Merece la pena llegar al final? Por supuesto. Al final desarrollamos una relación tóxica con Yoko Taro. Le queremos, pero nos hace daño.

11. Gato Roboto
En la enciclopedia, cuando buscas Metroidvania, sale una imagen de Gato Roboto. 4 horitas directas al grano que no desmerecen nada al género. Todo lo contrario. Me repito, pero que importante es que se juegue bien, que esté pulido y que la comunicación con el jugador sea clara. Tanto como que cuando manejamos al gato la interfaz es limitada pero que cuando entremos en el Mecha tengamos más información. Y si con esto que acabo de decir no os tiráis de cabeza a por él, es que tenéis alta la glucosa o algo. Haceroslo mirar.

12. Genesis Noir
Admiro el estilazo que tiene. El Jazz, el noir, el minimalismo y lo onírico se fusionan en un resultado digno de aplaudir. Pero su trama se complica con astrofisíca y el origen del universo y no es que no se pueda hacer, debe ser muy complicado, pero es que aquí no funciona. Acaba siendo más lioso de lo necesario, y la historia llega a su final y se entiende lo que ocurre, pero, por lo menos conmigo, el conjunto de todo no ha acabado de encajar. Aún así, sonido y arte visual destaca con mucha fuerza y es entendible el ruido que ha generado recientemente.

13. Narita Boy
Toda la parte sonora y visual esta muy trabajada. Los gráficos, los efectos visuales, las animaciones y hasta el combate queda agradable, combinando animaciones bastante vistosas con opciones variadas y originales para golpear a los enemigos. Todo esto pesa más que una que una linealidad bastante liosa y una historia que hasta el final no terminar por desmelenarse, que es lo que va pidiendo el resto del juego desde el principio.

14. Haven
Desde Furi, la gente de The Game Bakers se está especializando en hacer juegos… raros. Este creo que es fácil definirlo y donde está el foco, o por lo nos sonaba haberlo jugado antes. El caso de Haven va un poco más allá. Tiene combate por turnos, pero no es un RPG. Exploramos un mapa grande dividido por zonas, pero ni es un metroidvania ni un mundo abierto. La conclusión que a la que he llegado es que a lo que más se parece es a una Visual Novel, en este caso sobre la pareja con la relación más creible del medio. Siendo código programado, se quieren, discuten, juegan y tontean como cualquiera de nosotres lo haríamos.

15. Pokémon Let’s Go, Pikachu!
En Nintendo saben que les que jugamos a las primeras ediciones de los monstruos de bolsillo ahora somos grandes y tenemos un poco de poder adquisitivo. Combinado con un fenómeno mundial a la altura de muy pocos, tocaba volver a Kanto. Cuanto importa cada parte es decisión de cada une, y yo quería lo más parecido a lo que viví en la Game Boy con mi Pokemón Azul mientras las mecánicas de Go no molestasen, y es precisamente lo que me he encontrado. Hasta luego Pueblo Paleta, volveré en el siguiente ataque de nostalgia.

16. Spiritfarer
En lo que a pulsar botones se trata, es un juego de gestión, un Stardew Valley chiquito, sin agobiar con barras de energía ni eventos ocurriendo al mismo tiempo. Nadie se va a impacientar si tardas más o menos, y todos los recursos están a cinco minutos. Lo realmente importante de Spiritfarer es su trama, que gira en torno a la muerte, y sus personajes. No suelo volver a jugar a lo que ya he pasado, pero este por un motivo especial: por que Astrid, Gwen y Summer ya se han ido, y recuperarlos sería desvirtuar la lección aprendida que ellos y ellas me han enseñado.

17. Samorost
Pequeño experimento interactivo rebosa buen rollito por todos sus elementos. El objetivo es que te rías y que estés metido en su mood durante los 15 minutillos que dura, y lo consigue, además de resultar muy amable y bonito. Y es gratis, así que obligadotorio y entra en exámen.

18. Wreckfest
En la busqueda u obsesión, depende de como se mire, de encontrar al sucesor espiritual de Destruccion Derby, FlatOut se llevó los reconocimientos. Diez años después de desarrollar el último título de esta saga y de que otros estudios le restarán valor a su nombre, Bugbear ha vuelto a repetir la jugada actualizando la fórmula y ha salido genial. Si sois de coches, piñazos y autobuses en dirección contraria, se merece un tiento, por que es de lo mejorcito que se puede encontrar — igual lo de los autobuses era muy especifico.

19. Frog Fractions
Empieza como una imitación de juego educativo de matemáticas. Luego es otra cosa muy loca que hay que invito a descubrir por el razonable precio de cero patatero.

20. Cyber Shadow
Homenaje a los clásicos juegos de ninjas, mechas y un montón de cosas flipantes de finales de los 80, los típicos de mogollón de enemigos que tienen la poca verguenza de aparecer por la espalda. Con mecánicas pulidas, toquecitos leves de metroidvania y un giro en el último tercio del juego consigue dejar buen sabor de boca.

21. Lost Odyssey
Hay que seguirle la pista a Mistwalker por los componentes del estudio, pero también por que en Xbox 360 demostraron que eran capaces hacer JRPGs muy buenos, incluso usando como plantilla la que tan buenos resueltados les dio. Lost Odyssey es la respuesta para muchos fans entonces a como sería un Final Fantasy en esa generación. Aunque se nota mucho la epoca en la que se publicó en alguno temas —te miro a tí, Jansen—, está muy bien escrito, y el ratillo que echamos leyendo los relatos que son los sueños sorprenden en el género, y, de aquellas, en el medio.

22. Skate
Acostumbrados a que los juegos donde surcabamos los cielos en patineta estuviesen centrados en hacer puntos, romper cristales y hacer grind en el tendido eléctrico, EA puso el foco en la cultura que rodeaba al skate, en la manera de vivir de los que lo practican y en la hablidad que esto requiere, sin olvidar la elegancia que conlleva hacer el truco a priori más simple. Para mí, el esquema de control es una genialidad aún hoy día. Como comenté en Skate 3, si vaís a jugar a alguno, a falta de probar el 2, dadle a este.

23. The Ramp
De esos experimentos chiquitos, en esta ocasión como juguete interactivo, por que llamarlo videojuego se me hace un poco raro. No nos bajamos del skate, pero esta vez tenemos vista isométrica y varios escenarios en el que los pipes son los protagonistas. Con todo desbloqueado desde el principio, The Ramp es para entrar, saltar, dar vueltas a lo loco cuando estamos haciendo lo que sea en el ordenador con las manos libres, presentando el reto en la hinercia, cuando empezar a girar y en como agarramos la tabla, factores importantes a la hora de sacarnos el 900.

24. Hades
Normalmente jugar a rogue-likes dan una bienvenida poco amable al jugador. Quieren que muramos, cocinar a fuego lento el descubrimiento de la última mejor, la que nos hace parecer invencibles. A Hades eso le interesa, pero mucho más que descubramos su historia, que hablemos con sus personajes y que nos sintamos como Zagreo, un dios. Poco visto en el género, el título cuenta con elementos de visual novel a los que prestar mucha atención sin que el combate y el progreso en el juego dejen de ser importantes. Total, que GOTY.
25. Monument Valley
Hablando de el desde lo personal por que mucho se ha dicho ya de él y más interesante de lo que yo pueda aportar, a Monument Valley, pese a ser un juego de móvil, suelo entrar en el desde el sofá, muchas veces desde el agobio y la ansiedad. Para mí, es un oasis de paz por lo visual y sonoro, seguro, pero también en lo mecánico, pidiendo lo justo y necesario para mantenerme concentrado en sus puzles sin que aparezca ningún síntoma de frustración.

26. art of rally
Cuando pensamos en arcades de rally la cabeza nos lleva a la saga Dirt y poco más. El estudio indie Funselektor trae con art of rally entretenimiento para los momentos en los que no queremos saber nada sobre reglajes del coche, solo subirnos en él y jugarnosla apurando en cada árbol. Desde el homenaje, el juego consigue que se sienta todo lo que los hace tan especial a la categoría, suprimiendo detalles propios de la simulación, que es donde parece que tiene más sitio estos juegos, y añadiendo paisajes muy cuquis. Para más, os dejo el texto por aquí.

27. Mini Motorways
Puzle procedural en el que tendremos que unir casa con destinos mediante carreteras para luego ser testigos del caos que supone la aglomeración de tráfico en las grandes ciudades. Mini Motorways, junto a otros títulos, es a los videojuegos lo que los sudokus y crucigramas al entretenimiento: Nos mantiene enganchados y hay que darle al coco, pero mejor en sesiones cortas y con un café y músiquita de fondo.

28. Unpacking
En esta casa somos muy del costumbrismo y la magia y lo mucho que se puede decir con las cosas cotidianas y del día a día, sobre todo orientado a la calma. Unpacking nos invita a conocer a una persona y a las que son parte de ella a través de los distintos traslados de habitación y domicilio que esta vive. Desde los objetos, podemos acertar detalles muy específicos de su vida y, a la vez, expresarnos en lo cotidiano, en como ordenar y guardar los objetos del día a día y los que ocupan el fondo del cajón. Dura poquito y si superamos la barrera que puede ser abrir todas las cajas y enfrentarse a la escasez de espacio, entonces estamos experimentado un juego fantástico.

29. Forza Horizon 5
Por quitarme antes lo malo, la saga lleva sin apenas cambios desde hace dos entregas que yo sepa, más por lo que he leido y escuchado. Pero los cambios de localización —México en concreto le sienta de maravilla—, y la base del juego hace que se sienta fresiquísimo. En lo personal, en esta quinta entrega es en la que he descubierto que lo importante es conducir, pero más hacerlo como los jugadores queramos. Ya sea campo a través, preocupandonos por la trazada de las curvas o subiendo el marcador de puntos de derrape, lo importante aquí es que nos sintamos comodes y nos divirtamos al volante.

30. The Artful Escape
Oda al solo de guitarra lejos del metal y del rock puro de verdad, y que gustazo que así sea. En sí el me recuerda a Genesis Noir en eso de que la jugabilidad y mecánicas no son lo principal. La historia, esta vez centrada en un chaval que sufre una crisis existencial y se pregunta que tipo de artista quiere ser, es el principal atractivo junto con el arte visual y musical. Y el juego acaba de atraparnos cuando aliens se cruzan por medio y un tono humorístico invade sus diálogo.

31. Exo One
Hay que destacar el flow del juego o el movimiento de la nave y siendo honesto tengo que añadir y señalar que hace incapié en que estas características están influidas por fuerzas que se nos escapan de las manos. Exo One trata de hacernos sentir minúscules y a merced de una suerte de azar, que somos una infima parte de algo enorme y, por lo tanto, extraño. Desde luego conmigo lo consigue. Se siente bien y no se repite en lo poquito que dura asi que recomendadísimo para acabar el año.
