1. Picross DS
Arrancamos 2022 de la mejor forma: con muchos picross. Los de 20×20 se hacen algo chiquitos para la pantalla de la DS, pero nada que impida disfrutarlos. Especial mención a la fisicalidad tan gustosa que aportan la pantalla táctil y el stylus.

2. Antoher Code: Two Memories
Una de esas mezclas entre aventura gráfica y visual novel que los creadores de Hotel Dusk tienen (tenían) tanta mano derecha haciendo. No es muy largo y los puzles son sencillitos, cosa que, junto al carisma de sus personajes, lo hace un jueguito de fin de semana estupendo.

3. Sakuna: of Rice and Ruin
Es una propuesta original, muy de autor, y eso mola. La parte del cultivo del arroz está muy bien llevada, traslada los ritmos pausados el costumbrismo de la vida en el campo y adapta de una manera jugablemente entretenida el ciclo anual de cuidar los conreos. A los combates, en cambio, se les nota más las limitaciones del desarrollo. Esta falta de pulido en control y hitboxes puede dejar un regusto amargo en el último tramo del juego, y es una lástima porque sus momentos más íntimos brillan con una luz muy tierna.

4. Prey
Un inmersive-sim excelente. Tanto por lo inmersive (la ambientación es absorbente y sorprende hasta qué punto llegamos a sentirnos dentro de la Talos-1), como por lo sim (en todo momento el juego ofrece un gran abanico de posibilidades para afrontar sus situaciones). Ambos aspectos se hacen más profundos a medida que avanzamos, con una narrativa misteriosa que se abre poco a poco y unas mecánicas súper versátiles que constantemente se están ampliando. Fresco, sugerente, e inmersivo.

2022
5. Bloodborne PSX
Se trata de un proyecto fan que busca (y consigue) traducir la fórmula Bloodborne a los estándares de la PSX. Entiende a la perfección aquello que conforma la personalidad del juego, y eso se nota en cada callejón de Yarnham. No todo, además, está reproducido al milímetro: la creadora se toma la (merecida) libertad de añadir algunos cambios y secretitos súper agradecidos. Invita, además, a reflexionar sobre el mundo de los demakes y el valor del fanart (dando textitos como este jeje).
6. Tales of Arise
A nivel jugable es un JRPG bastante dinámico: combates en tiempo real, mucho combo vistoso, y exploración de espacios bastante abiertos. La narrativa no es revolucionaria, pero dentro de su corte tradicional (a veces un poquito más emo de la cuenta) se atreve a hablar abiertamente de injusticias sociales. Lo mejor con diferencia, sin embargo, son sus protagonistas. Cada línea de diálogo de todas las posibles permutaciones de interacción rebosa personalidad, y es precisamente este carisma el que termina haciendo que las 60 horazas que dura se pasen como si nada.

7. Detective Pikachu
Lo cogí como juego de transición, para no estar con los brazos cruzados hasta que saliese Elden Ring, pero lo terminé disfrutando muchísimo. Es tan sencillito y tan mamarracho que lo juegas con una sonrisilla contante en la cara y, a un nivel de lore más concreto, hace una representación de la convivencia cotidiana entre humanos y pokémon que pocas veces se ha explorado con mejores resultados. El Pikachu amante del café, simplemente hilarante.

8. Elden Ring
No sé, tronco, muchísima mandanga aquí. Claramente es un acercamiento muy trabajado de la fórmula souls al mundo abierto, pero sí es cierto que inevitablemente se pierde parte de la genialidad del diseño (tanto de niveles como narrativo) que le daba la linealidad. Más allá de eso y de unos compases finales que pueden estomagarse un poquito, perderse por las tierras intermedias es un auténtico placer. Investigar siempre recompensa y, en ese sentido de descubrimiento, me ha parecido una experiencia maravillosa la de vivir un evento de tales magnitudes desde dentro.

9. Hamtaro: Ham-Hams Unite!
Un poco por el meme y un poco porque realmente me gustaría sacar algún texto al respecto, he empezado a jugarme todos los juegos de Hamtaro. Este primero (segundo si contamos una entrega anterior que no salió de Japón), ya plantea ideas que serían conceptos troncales en los siguientes títulos para GBA. Jugablemente es muy amable, pero entiendo que es precisamente ese toque naif, en sintonía con su música y sus animaciones, lo que uno viene a buscar aquí.
10. Hamtaro: Ham-Ham Heartbreak
A gusto personal, mi juego preferido de la saga. Encuentra un equilibrio muy bien medido entre cucadas y hámsteres siendo monos, y un desarrollo de la aventura con puzzles interesantes. El hecho de que saliese en la mejor consola de la historia (Game Boy Advance, para los del fondo) también ayuda a que gráficamente sea incluso más bonito que el anterior. Un juego bonito, divertido y muy wholesome, de esos que a veces el cuerpo te pide con ganas.

11. Hamtaro: Rainbow Rescue
Seguimos con la época dorada de Hamtaro, aunque a partir de este juego la franquicia cambió de manos, de Pax Softnica a AlphaDream, y se nota. El gameplay es bastante más directo, dejando de lado el rollito de aventura gráfica de los anteriores, pero los cambios le sientan bien y, junto a un montón de minijuegos graciosetes, el juego termina teniendo unas vibras muy similares a las de la serie.

12. Every Letter
Juego chiquitito, de esos que te encuentras rebuscando por itch.io. Nos pone en la piel de una persona cuyo trabajo consiste en escribir cartas (alguien nos pide que le escribamos una carta a otro alguien hablando de algo en concreto). Es cortito, pero plantea los temas de manera que todos nos hacen reflexionar un poco. Muy buen sabor de boca, la verdad.

13. Hamtaro: Ham-Ham Games
Otro de los más míticos. Aquí, el rollito tan guay de los minijuegos que había en el anterior juego pasa a ser el protagonista absoluto, con la diferencia de que, en esta ocasión, todos siguen una misma temática: los deportes olímpicos. Podemos correr, saltar y nadar, jugar a tenis, a volley y tirar con arco. Todo envuelto en un estilo gráfico súper bonito que ya es marca de la casa.

14. Bioshock Infinite
Es algo con ciertas reminiscencias al primero, sobre todo en su tramo inicial, pero con unos objetivos bastante distintos. Al principio no encajé nada con su propuesta, pero con el tiempo le cogí el gustillo a una historia que, aunque nada revolucionaria, sí sabe interesar lo suficiente para acompañarte hasta que terminas el juego. Por lo demás, aunque los cambios en ambientación (Raputre por Columbia) y de temas que explora me parecían necesarios, no creo que fuesen las mejores elecciones. Un juego bastante hijo de su tiempo, con una trama grandilocuente y demasiados tiroteos.

15. Road to Guangdong
Juego estilo road trip que, mezclando la conducción y la gestión de recursos, busca hablar sobre los valores y costumbres de la cultura tradicional china. La idea me parecía súper sugerente (más aún cuando el juego busca explorar estas ideas a través de la familia, el legado, y la comida) pero lo cierto es que al final termina siendo mucho ruido y pocas nueces. A penas profundiza en sus temas y se siente como una oportunidad desaprovechada pero, por contra, los momentos de conducción son de las experiencias más relajantes que he jugado en mucho tiempo.

16. Hi! Hamtaro: Ham-Ham Training
Último juego de Hamtaro (este ya para Nintendo DS), y sin duda el más flojito de todos. Tanto la ambición como simplemente las ganas de hacer un buen juego brillan por su ausencia, y el producto que entrega AlphaDream se resume en un puñado de minijuegos sin contexto y con unos valores de producción muy por debajo de los anteriores. Da penita que algo tan bonito termine así.

17. Super Mario 3D Land
Uno de esos juegos que te compras por la calentada máxima y porque sale Mario en la portada. Pero lo cierto es que el rollito de «pequeños escenarios en tres dimensiones, rapiditos de superar y con muchas mecánicas para ir explorando» le sienta de maravilla. No es especialmente complicado, y eso es guay (genial para echarse unas partidillas antes de irse a dormir). Especial mención a la música, que en todos los Mario es maravillosa pero aquí se pasan de la ralla con lo de molar.

18. Polarium
De este no tengo demasiado que decir. Pasatiempos de esos de intentar trazar una línea con ciertos requisitos, siempre sin levantar el lápiz. Es entretenido y eso, pero no son picross. Solamente los picross son picross.

19. Ape Escape
Plataformas tosco noventero y golpe de nostalgia a partes iguales. La historia es solamente una excusa para llevarte por ahí capturando monetes, pero lo cierto es que es tan divertido que da absolutamente igual. Supongo que este fue uno de los primeros intentos de PlayStation por hacer un plataformas en tres dimensiones, y sorprende la versatilidad de los escenarios y de algunos gadgets.

20. Loop Hero
Un melonazo que me quedó pendiente del año pasado. Me flipa el dinamismo de las partidas, el concepto de las sinergias ambientales sobre el «tablero» y, sobre todo lo demás, lo bien que se explica un juego que a priori puede parecer tan poco legible. A las pocas partidas puedes leer la situación de la partida en un solo vistazo a la pantalla y eso, sumado al giro de tuerca para los RPGs que supone su premisa, me parece como para ponerlo entre los mejores de 2021. Hacía mucho que no me enganchaba a un roguelike con tanta intensidad.

21. Wide Ocean Big Jacket
Mierda de la buena, ya os lo digo. El juego, una especie de walking simulator súper costumbrista, trata de una adolescente que va de acampada junto a su novio y sus tíos. La intimidad y los pequeños momentos son los auténticos protagonistas, esa clase de escenas muy humanas y muy bien escritas. Estoy dándole vueltas a si escribir algo al respecto, seguiremos informando.

22. Gotta get Stinkier 3D
¿Os acordáis de cuando, en el instituto, después de la hora de educación física, todos los chavales apestaban a Axe? Pues este juego es una broma constante sobre eso. Visualmente es llamativo, y tiene algún puzle bien planteado, pero lo mejor de lejos es lo mamarracho de su guion.

23. Katamari Damacy Reroll
Y hablando de juegos mamarrachos, este es la mamarrachez por antonomasia. El humor absurdo e inocentón de sus situaciones es descacharrante, y la manera en la que plantea pequeños puzles con una mecánica tan sencilla roza lo cerebro galaxia. El control es algo tosco, y en algún momento puede llegar a frustrar, pero nada que una banda sonora de 10 no me haga perdonar.

24. Eastward
Aventurita pixelada con muchas reminiscencias de la SNES. Tiene un poco de todo: exploración, combate, puzles, diálogos… Y aunque no profundiza demasiado en ninguno, encuentra una buena harmonía entre todos. En ocasiones la historia se puede hacer un poco pesada, y hay un par de capítulos que claramente son de relleno, pero por lo demás desprende una ternura única.
25. Chicken Run
Es un juego de sigilo bastante currado, con un control sorprendentemente preciso para lo que era la PSX. Los minijuegos que lo acompañan, además, le añaden una variedad muy fresca. Para haberlo comprado solamente por el meme, ha sido una sorpresa muy agradable, aunque resulta una lástima que el doblaje, aunque en un castellano fabuloso, no sea el original de la película.

26. Crimson Tears
Movida turboloca de esas que hacía Capcom en la época de Play Station 2. La ambientación nos sitúa en una especie de futuro hipertecnológico, pero realmente solamente se trata de una excusa para machacar botones y alargar combos hasta el infinito. El planteamiento pseudo-rogue-lite y lo intrascendente de la historia lo hacen, además, un título perfecto para jugar con un buen podcast de fondo.

27. The Stanley Parable
Llevaba años comprado y en mi lista de pendientes, y al final lo he jugado de una sola vez en pleno calentón. Como uno de los padres de los Walking Simulator hace coses muy guays con la idea del bucle, y llegados a cierto punto se pueden desbloquear algunos finales realmente Buenos. El único pero es el de siempre: jugarlo ahora, en 2022, habiendo jugado muchos títulos posteriores, hace que sea complicado concebir hasta qué punto fue una revolución.

28. Disco Elysium
Directamente: de lo mejor que he jugado en mi vida. La profundidad del lore y del mundo que plantea este juego solo es comparable a lo real del diseño de sus personajes. Cada conversación es una excusa para hundirse todavía más en Revachol, y cada minuto es un nuevo motivo para enamorarse del dúo protagonista.

29. Tender
Un comentario evidente (pero no por ello menos refinado) de las apps de citas y de todo lo que uno puede encontrarse en una aplicación del estilo. Tiene algunas idees interesantes que ayudan a reforzar su mensaje, y el hecho de que funcione en tiempo real le añade el punto de sal.

30. Crisis Core: Final Fantasy VII
Creo que un juego como este puede describirse como “fanservice en el mejor de los sentidos”. Expande el lore de Final Fantasy VII y profundiza en ciertos eventos importantes que el titulo inicial dejaba poco claros. Sirve, por tanto, como precuela y como respuesta a los que se quedaron con ganes de más. Por lo demás, es un juego con un sistema de combate arriesgado y que sirve, esencialmente, para enamorarse de Zack.

31. Poinpy
Saltas, rebotas, coges frutitas y lo vibras con la música. Jueguito de móvil cortito y al pie, perfecto para Viajes en transporte público para esperar en la consulta del dentista. Dura lo que tiene que durar y, gracias a un sistema de progresión muy bien medido, termina dejando un saborcito de satisfacción y de reto superado.

32. Ace Attorney 2: Justice for All
Más Ace Attorney, pero no mejor porque básicamente es imposible.

33. Slay the Spire
Qué puedo decir que no se haya dicho ya: el principal responsable del boom de los roguitos de construcción de mazos, y un festival de sinergias. Un juego de tomar decisiones constantemente, donde saber adaptarse es, muchas veces, más importante que la planificación a largo plazo. Me flipa la cantidad de capas que tiene, lo profundo que puede llegar a ser su diseño, y cómo en todas esas capas es tremendamente divertido.
Sé que todavía me queda mucho Slay the Spire por delante, pero he visto los créditos del juego y eso en mi manual cuenta como que hay que apuntarlo aquí.

34. Turnip Boy Commits Tax Evasion
Lo jugué pensando que me serviría para documentarme un poco para cierto artículo que tengo a medias, pero al final ha resultado ser algo muy distinto a lo que esperaba. Se trata de un zelda-like con puzles y algo de exploración al estilo más clasicote. Pone como punto de partida el tema de la evasión de impuestos, pero en realidad a penas se hace referencia al tema después de la introducción. En todos sus aspectos tiene la profundidad de un charco, pero eso no quita que sea un jueguito buenrollero que te anima una tarde.
35. Uncharted 4
A nivel de gameplay es incontestable, y resulta el pináculo jugable de la obra de Naughty Dog. En cuanto a la historia, sin embargo, me cuesta estar en sintonía con lo que me cuentan. Aunque es un buen cierre para la saga, en la línea de los demás juegos y en el tono bobalicón que los caracteriza, es más evidente que nunca lo cargante que es Nathan. Aun así, y por mal que me caiga, cada vez que escucho la tonadilla principal del juego se me hace un nudito en la garganta. En cierto modo el juego apunta mucho a los feels, a la idea de madurar y a lo que dejamos atrás, y cuando la jugada le sale bien, no puedes pedirle más.

36. The Last of Us Part II
Se ha hablado mucho de este juego y, aun así, no terminas de entender la movida hasta que te pones y lo juegas. Faraónico en todos los sentidos y, con un mensaje que va mucho más allá de “la violencia es mala”, el puto TLOU II te toca cosas muy a dentro. De esas obras que te marcan y que puedes sentir cómo te acompañaran durante mucho tiempo.

37. Journey to the Savage Planet
Después de TLOU II me apetecía algo más chill, menos intenso y más por los loles, y este juego es exactamente eso. Aunque enfoca su trama a un intento de burla al capitalismo desenfrenado, realmente es algo que queda bastante en segundo plano en cuanto empezamos a explorar. La estructura de metroidvania sencillito le sienta muy bien, y aunque al final se puede hacer un poco largo, te lo fumas sin darte ni cuenta.

38. Norco
Ambientación gótica sureña de la mejor calidad, con una trama más o menos cotidiana que poco a poco va girando hacia lo fantástico y lo rocambolesco. Como aventura gráfica funciona guay, con puzles no muy complicados, pero donde brilla realmente es en su narrativa. Mientras juegas puedes sentir la humedad de sus pantanos calándote en los huesos y cómo el olor putrefacto de las calles te sube por las fosas nasales. Sin duda de lo mejorcito de 2022.

39. Digimon Survive
Vamos a ver. Como visual novel no está nada mal: en ocasiones peca de apoyarse demasiado en algunos tropos de la narrativa manganime y de dejarse llevar por el poder de la amistad, pero en realidad la trama es interesante, y los misterios que plantea se van resolviendo a un ritmo que funciona guay. La movida es que, aunque Agumon y sus colegas estén rondando por ahí, me cuesta ver este juego como algo que pertenezca al universo Digimon. La serie de Toei Animation tiene unos tonos y unos ritmos concretos, y Digimon Survive no termina de adaptarse a ellos, lo que hace que aunque la trama no esté mal per se, pueda llegar a sentirse disonante con la manera en cómo se presenta.

40. TMNT: Shredder’s Revenge
Un poco al contrario de lo que pasa con Digimon Survive, Shredder’s Revenge es exactamente lo que cabría esperar de un juego de las tortugas ninja. Jugabilidad súper intuitiva, un buen equilibrio entre habilidad y espectáculo, y cuidado extremo por los guiños y las bromitas al jugador. Vale la pena darle una oportunidad y dejarse llevar por su buenrollismo, especialmente si se hace en cooperativo local. Aunque ofrece el reto necesario como para que sea perfectamente disfrutable en solitario, añadirle un compañero de sofá lo convierte en un juego, como diría el Maestro Astilla, de puta madre.
41. Super Monkey Ball
Sin comerlo ni beberlo, jugar a Super Monkey Ball se ha convertido en, prácticamente, una experiencia más allá de lo terrenal. Comienza como el chistecito de deconstruir el funcionamiento de un plataformas (en vez de controlar al personaje, movemos el escenario en el que se encuentra), pero poco a poco demuestra un flujo -casi- constante de creatividad y capas de profundidad. El diseño de niveles puede pecar de complejidad artificial en los últimos mundos, pero en la mayoría de su duración es un juego con muy buenas ideas y que se entiende a sí mismo sobre todo lo demás.

42. Resident Evil 2 Remake
No he jugado al original, así que no puedo hablar en retrospectiva, pero sí puedo decir que para ser un remake de un juego de PSX, el diseño de los niveles resulta increíblemente vigente. La historia es patochera como ella sola, pero entiendo que es la herencia que nos queda de la época (y hasta cierto punto también es parte de la gracia).

43. Yoshi’s Woolly World
Juego maravilloso de partiditas para antes de irse a dormir. Con toda la modorra te echas una pantalla y te vas al reino de los sueños contento y calentito. El nivel de desafío sabe mantenerse todo el rato en interesante pero asumible, y la filosofía de diseño de Nintendo hace que en ningún momento se sienta repetitivo.

44. Kirby Planet Robobot
Un poco lo mismo que el anterior, aunque haciendo especial énfasis en la accesibilidad. Me gusta que en ningún momento se planté como un reto, porque permite jugar súper tranquilamente. Este ha sido, además, el primer Kirby que juego hasta el final, y desde este momento me declaro fan incondicional de la bolita rosa de Sakurai.
45. Crash Bandicoot 2: Cortex Strikes Back
Woah!

46. Final Fantasy X
Tengo sensaciones encontradas con este. Se me hace muy distinto a la formula clásica de los Final Fantasy, y aunque la linealidad y lo interesante de la trama me han animado a avanzar, los picos de dificultad artificial hacia el final y las barreras de farmeo me dejan un recuerdo agridulce. Me gusta que se plantee como una puerta de entrada a los FF, y realmente es el más accesible con diferencia, pero también ha terminado siendo, a título personal, el menos preferido de los que he jugado.

47. Yooka Laylee
En el momento de su lanzamiento, hace como cinco años, lo empecé y me estaba gustando, pero la llegada del mundo pantanoso (tedio por antonomasia) me hizo dropearlo. Ahora, con ganas de cerrar cuentas pendientes, he vuelto a él. Como colect-a-thon es normalito, y en ocasiones peca de poco claro con el diseño de niveles, pero aun así tiene un carisma que vale la pena destacar.

48. Carrion
Vine atraído por la premisa de “ser el malo”, pero en realidad esa idea se desinfla más o menos pronto. Aunque te enfrentes contra lo que en apariencia son humanos indefensos, al poco rato empiezan a sacar todo tipo de armas que te dejan temblando en un abrir y cerrar de ojos, así que la fantasía de poder alienígena es intermitente. Aun así, debajo del gimmick inicial hay un juego de puzles sencillos disfrutón, con un arte muy guay y un control interesante.
49. The Legend of Zelda: a Link Between Worlds
Hay veces en las que a uno le apetece jugan sin sorpresas, y para esas ocasiones no hay nada mejor que un Zelda en 2D. La calidad de la experiencia no se ve comprometida en ningún momento por lo tradicional del diseño. Un zelda-like bien hecho es una experiencia a prueba de balas.

50. Tarzan
Igual que Crash 2, este Tarzan para PSX forma parte de los coleteos finales de un arrebato nostálgico. En 2022 no tiene mucho que aportar a la conversación, pero si lo jugaste en su momento puede ser un lugar calentito para refugiarse del tedio del puto trabajo.

51. Everything you Didn’t Get to Do
Colaboración entre Deconstructeam y Selkie Harbour. Experiencia narrativa cortita y al pie, que con un envoltorio de cuento te deja un rato pensando cuando lo terminas.

52. Immortality
Tenéis por aquí un artículo hablando largo y tendido de este juego. Ahí lo digo prácticamente todo, así que solamente me falta por aclarar un último detalle sobre el título: GOTY 2022.

53. PoPoLoCrois
Típico juego para PSP que siempre has querido jugar. Se trata de una aventura de rol con un aura muy del estilo Ni No Kuni o Final Fantasy XI. Me gusta que la historia que plantea sea intencionadamente sencilla y que los personajes sean arquetípicos a más no poder (los malos muy malos y los buenos muy buenos), porque eso le permite adoptar un tono de cuento que exhibe con orgullo durante toda la aventura.

54. Hatsune Miku DX Project Mirai
Mucho juego de portátil este año. En uno de mis propósitos de 2022 declaré que quería explorar cosas nuevas, abrir un poco mis horizontes, y eso es precisamente lo que ha hecho Hatsune Miku. Tanto por los tremendos temardos como por lo satisfactorio del gameplay, se trata de una sorpresa súper agradable que me deja con ganas de seguir descubriendo juegos de ritmo.

55. Outer Wilds
Ya se ha hablado mucho y muy bien de este juego, así que en vez de repetir todas las alabanzas a Outer Wilds, me quedo con un matiz importante de mi experiencia con él: hay veces en las que, por muy bueno que sea un juego, si no se está en el mood necesario para jugarlo no se disfruta ni un poco. En esas ocasiones, es mejor esperar. Vale mucho la pena, más aún si la recompensa es algo tan trascendente como Bloodborne, Disco Elysium o el propio Outer Wilds.

56. A Way Out
Lo primero que juego de Fares, y la verdad es que me gustó. Me sabe un poco mal que los momentos que más disfruté fueron los de comedia involuntaria (unos cuantos más de los que esperaba, la verdad), pero aun así también tiene escenas muy satisfactorias de jugar en cooperativo.

57. Superliminal
Me gustó mucho. Su mecánica principal, resolver puzles “tipo Portal” jugando con las perspectivas de los objetos, da mucho de sí y ofrece un par de giros interesantes. Pero además, esa misma mecánica se justifica argumentalmente con un mensaje final súper valioso.

58. Metal Slug 4
Jugado con colegas y en un arcade bar. Experiencia súper recomendable, historia del videojuego con un poquito de blast from the past. ¿Qué más se puede pedir? Solamente una cosa: la Heavy Machinegun.

59. Pikuniku
Con un estilo de cuento infantil y un sentido del humor medio inocente y medio absurdo (aunque siempre conservando su blancura) resulta una experiencia cortita y agradable. Dura lo que tiene que durar y cuando lo terminas el mundo te parece un lugar un poco menos triste.

60. The Beginner’s Guide
Vale, aquí han canela. Se trata del segundo del creador de The Stanley Parable, y con un lenguaje similar pero una narrativa más presente, nos habla del hecho de crear, de la manera en la que vemos nuestras creaciones y de cómo vemos las de los demás. Tengo ganas de darle una segunda vuelta y dejar que sus ideas permeen mejor, porque siento que se puede sacar mucho de él.

61. Thirty Flights of Loving
Entiendo que en su momento fue algo innovador, con todo el tema de usar un montaje tan cinematográfico dentro del videojuego independiente y tal, pero ahora tiene poco más que un valor documental. Está guay si quieres ver cómo eran los videojuegos que sorprendían hace 10 o 12 años.

62. Pokemon Ranger
Polémico, pero se atreve a dar una vuelta de tuerca a la fórmula tradicional de la saga Pokémon, adaptándola y buscando exprimir las features de la Nintendo DS. Me gusta la visión más de “vivir en comunidad con los Pokémon” que suelen tener estos spin-offs (mundo misterioso también tiraba un poco por ahí), y en realidad está guay para echarse unas partidas antes de ir a mimir.

63. Rayman Raving Rabbids 2
Llegué a él buscando juegos de ritmo, y los encontré. Además, hay microjuegos al estilo Wario Ware con cierta gracia, pero un buen número de ellos pecan de poco pulidos. Más o menos sigue la estela del primero, aunque con algo menos de gracia (eso, sumándole que perder a Rayman fue un duro golpe).

64. Psuchonauts 2
He tardado un poco en ponerme con él, pero ahora entiendo a aquelles que lo ponían entre sus preferidos de 2021. Double Fine maneja muy bien el tono de comedia en videojuegos, y en Psychonauts 2, además, se mezcla con una representación de la psique humana (y de diversas enfermedades mentales y neurodivergencias) tan respetuosa como precisa.

65. Kirby’s Extra Epix Yarn
El tono de accesibilidad y sencillez se repite, pero tanto el control como el estilo de juego es menos Kirby de lo que cabría esperar. Se me hace un juego que, en los controles, se siente más como un Yoshi. Aun así, es divertido y agradable.
